Y en un segundo, se terminó.
Esta entrada no es igual a las anteriores por varias
razones. Porque en primer lugar, seguramente se habrán dado cuenta de cuanto me
cuesta el analizar una serie episodio a episodio, y mientras esto puede ser un
defecto en mí, creo que la mejor manera de reivindicarme y rendirle el aprecio
y el afecto que se ha merecido esta magnífica serie, es simplemente, expresándoles de la manera en la que mejor sé hacerlo, cuánto me ha tocado un
show tan fenomenal y magistral como ha sido Stranger Things. SPOILERS!!!
En tan solo unos ínfimos ocho episodios, los hermanos Duffer nos
han ofrecido un viaje de nostalgia, plagado de aventuras y secretos, encauzado en un mar
de fantasía y horror y en donde la realidad, es la mera apariencia, llevándonos a un
lugar que poco hemos conocido pero que mucho no has impactado, acompañados por
personajes que han trascendido las barreras de la amistad y de la curiosidad y que nos han ofrecido momentos de ternura, de simpatía, de enojo y de enseñanza.
He aprendido con Stranger Things el significado de la hermandad, de la camaradería.
He aprendido que un héroe no necesita un arma. Entendí que la curiosidad es lo más
hermoso que este mundo puede ofrecernos. Y supe ver como las personas no son lo
que realmente aparentan, así como también, que el amor de una madre y la sincera amistad, van más
allá de nuestro universo.
A través de una historia tan bien visualizada y entramada, nos
hemos embutido en un mundo completamente diferente a todo lo que conocíamos,
pero que nunca dejó de resultarnos familiar. Será por toda aquella gracia nostálgica que la envolvía, por las pequeñas referencias, ocultas y no tan ocultas a lo largo de esta increíble serie, y porque hemos visto la creación y el nacimiento de personajes tan
pero tan entrañables, que hoy se hace difícil ver un final en donde ellos no estén presentes.
He sabido reír con Dustin, captando la chispa y el encanto
que envuelven a esa particular sonrisa. Supe disfrutar de cada una de las
frases más ocurrentes y graciosas que impulsaban sus diálogos, con gestos y
movimientos que han convertido a este pequeño protagonista, en un gran amigo y
compañero, y más aún, en un gran recuerdo.
Lucas me ha traído bastantes dolores de cabeza, que han
sabido sanar con el tiempo y la virtud de sus acciones, porque la desconfianza
y el enojo, nunca fueron un problema. Porque el verdadero sentido de todo esto,
fue la seguridad y la protección, el miedo a perder a personas tan
singulares como las que lo rodean, y eso, siempre es válido.
La ternura, la esperanza y las sonrisas han sabido salir de
Mike y El. No solo he gritado y saltado entusiasmado con el beso, no solo sufrí con sus peleas y sus idas y vueltas en la trama, también,
he sabido conectar con dos personajes que han desplegado una empatía tan
grande, como la química que mostraban en pantalla. He descubierto que Eleven es
solo una niña que intenta comprender el mundo que la rodea, tal y como el mundo
intenta comprenderla a ella. Porque más allá de un experimento, más allá de
Hawkins y Brenner, es la esperanza del afecto y la comprensión, lo que la
convierten en una niña tan normal y singular como lo son estos tres amigos que
la han acompañado en esta siniestra y terrorífica aventura.
He visto una protagonista interpretada de
manera tan impecable y efectiva, que no podia quitar ni un segundo mis ojos de encima, logrando impulsar en mi ese sentimiento de cariño hacia un personaje tan especial como lo es Eleven. Una actriz que
en una edad tan corta, ha deslumbrado a todo el mundo con una personificación
magistral de una niña que ha escarbado en lo más profundo de nuestro
aprecio y que se quedara en nuestros recuerdos por un largo, muy largo tiempo.
Y a su lado encontramos a Mike, el líder natural e innato
de este genial grupo. Un niño que ha descubierto que el amor y la amistad son más
grandes de lo que pensaba, que ha visto como debajo de su apariencia, existe un
guerrero, valiente y decidido como los relatos que narra en cada partida de
Dungeons. Es el principal, es quien lleva el timón y quien lucha codo a codo
con sus compañeros para demostrar que no son solo un estereotipo más. Para
demostrar, que ser nerd, es cool. Y que la inteligencia, el entusiasmo y la
intriga, son las armas más perfectas que cualquiera puede tener. Y obvio, una
resortera de piedras.
Con Joyce, Jonathan y Will, hemos aprendido el significado
de familia.
Vimos a una madre luchar contra la sociedad, contra la cordura y la
realidad imposible que la abrazaba y le impedía vocalizar frente a la noción de
lo que el mundo entendía como verdad. La perseverancia, la lucha y el amor
por un hijo, han llevado a Joyce a transitar por la insanidad, la desconfianza
y, más importante aún, por la victoria. El regocijo se enciende automáticamente
cuando vemos como los demás se aplacan a una idea que por momentos ha sido tan
surreal y bizarra, pero que ahora representa lo más certero y realista en todo
este mundo. No podemos dejar de lado el momento de satisfacción que encontramos
en cada episodio, cuando poco a poco vemos como las cosas se van dando para
bien, cuando los puntos empiezan a cerrar y Jonathan, Hopper y Nancy, se
insertan en esta idea. Y sin lugar a dudas, ese hermoso momento cuando por fin logramos ver a la familia reunida en una noche más de Navidad.
Todo empieza y concluye en Will. En un personaje que poco
hemos visto y que seguramente tiene mucho más para presentar en la segunda
temporada. Nos deben una explicación, un significado a ese final. Nos quedan
muchos interrogantes por contestar y analizar. ¿Cómo ha sobrevivido tanto
tiempo a la bestia? ¿Qué tiene adentro suyo? ¿Realmente ha vuelto? (me reservo
esta última).
Pero el equipo no está completo si no tenemos a la línea de
fuego: Jonathan y Nancy, dos mundos paralelos y opuestos, dos extremos que se reúnen
en un cliché tan esperado como placentero. Una chica que intenta adentrarse a
su vez en otro de estos mundos, uno que le es ajeno y al cual, por naturaleza
no pertenece. Y aquí conocemos a Steve, a ese personaje tan odioso y predecible,
que ha sabido refutar mis pronósticos y pensamientos, que a última hora, se ha
convertido en uno más del grupo y que a pesar de lo que decían las apuestas, ha
sabido entrañar en corazón de la serie. Porque mientras creíamos que lo que
iba a ser otra situación tan predecible como ninguna, todo se torna diferente y
se convierte en un héroe más, colaborando con Nancy, la chica que ama y que deja en duda sus sentimientos al final del show, a quien por un lado queremos ver
con Jonathan, el excluido e incomprendido, hermano mayor, convertido en héroe y salvador,
aunque por el otro lado, sentimos esa pequeña y novedosa necesidad de que debe terminar con Steve, el redimido.
Sin embargo, que es una historia sin su verdadero, verdadero, héroe. Sin esa pieza fundamental en la trama, sin la fuerza, la valentia y el coraje para enfrentar la adversidad de lo que traen consigo Hawkins y Brenner.
Si hablamos de un héroe, entonces hablamos del sheriff Hopper, el personaje que mas me ha motivado y afectado para escribir
de tal manera esta reseña. Es ESA escena, ESA historia que tiene detrás lo que
me ha movido tan fuertemente, más allá de todo lo que he presenciado.
Un protagonista que se rehúsa a creer, que se aferra a lo
obvio y a la desilusión, para ver como su vida cambia y cómo, nuevamente, debe
luchar una vez más, por lo que realmente importa.
Son aquellos guiños a su
pasado los que me han destrozado completamente (y les soy muy sincero). He visto como este nuevo héroe
moderno, se ha transformado en el regocijo y la confortabilidad que necesitaban
nuestros personajes. Ha sido la seguridad y la fuerza. Ha sido el encargado de
llevar adelante todo, de tomar la situación y entregarse completamente a ella.
Pero lo que ha sido más relevante en todo esto, fue el ver como este protagonista,
ha luchado por algo que hace mucho tiempo, había perdido.
Los Duffer han creado
una historia magnifica y sumamente trágica a su alrededor, convirtiendo otro
estereotipo más en el personaje que, por lejos, ha sido el más entrañable y
querido para mí. He llorado, sufrido y luchado con él, y es tambien uno de los que mas ha sacrificado en el show. Es de quien más espero ver en el
futuro y es a mi gusto, lo mejor, en toda la serie.
Stranger Things me ha ganado no solo con su música y su historia, sino también con sus grandes, muy grandes personajes.
No puedo decir más, no porque no pueda, sino porque no
quiero, porque no hace falta describir y detallar cada punto de este show. Porque
todo lo que necesitamos es simplemente, sentarnos y disfrutar de estos magníficos
y sensacionales episodios que nos ha otorgado el gigante de Netflix, una
plataforma de streaming que no para de hacer bien las cosas y que con un show
como este, ha pegado el salto en grande.
Desde la introducción hasta los créditos finales, Stranger
Things me ha otorgado unas caso ocho horas de entretenimiento al máximo nivel. Conocí
excelentes protagonistas, y me deleité con una banda sonora de lujo. He llorado
con la "muerte" de Will, y he quedado destrozado con la desaparición
de El y la historia de Hopper. He reído con Dustin y he ganado confianza con
Jonathan, Nancy y Joyce. He visto un nuevo villano nacer, al Demogorgon, una
criatura del Upside Down, que a pesar de tener sus fallas (poco desarrollo de
CGI y alguna inconsistencia o tal vez secreto en la historia), ha de marcar un nuevo comienzo en
la era de Stranger.
Quedan muchas, muchísimas dudas por resolver. Queda
pendiente el desenlace de Barb, queda por descubrir el refugio de Will y la
babosa del final. Nos llega un haz de luz a través de Hopper y los waffles en
la nieve, una esperanza de ver nuevamente a Eleven, nuestra X-Men mas fabulosa y querida. Debemos descubrir cuál ha sido el futuro de Brenner, Hawkins y
porque el sheriff ha sido llevado por los agentes poco después del desenlace
final. Queda por revelar si algún día, Eleven y Mike bailaran juntos, porque
las promesas no se rompen, y los amigos, no mienten...
Queda más, muchísimo mas
por conocer, y son los Duffer, Netflix, Dixon y Stein y nuestros tan queridos
protagonistas, los encargados de volver y contestar a todo esto que queda
pendiente, y adentrarse en la nueva mitología que ha creado Stranger Things, un
mundo tan intrigante y excitante que nos ha tenido a todos, al borde en cada capítulo,
con la ansiedad y la expectativa por las nubes.
Stranger Things es un nuevo clásico al que solo le ha tomado
un mes para convertirse en parte de la historia. Ahora solo queda esperar, esperar a
que regresen, y que regresen en grande.
GRACIAS STRANGER!
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