Miedo: “Emoción caracterizada por una intensa sensación
desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto”, “Inquietud
o angustia causada por la idea de un peligro” “La máxima expresión del miedo es
el TERROR”.
He visto incontables películas a lo largo de mi corta vida
(y si, llevo una lista de todas y cada una de las películas que he visto),
principalmente del genero terrorífico. Creo que muchos comparten el sentimiento
aquí, y es que el buen disfrutar de una película de terror, independientemente
de que la misma sea buena o mala, nos deja con una sensación de frescura y diversión.
Quien no se ha reido viendo el terror de los 80’s? o quien no se ha asustado
hasta la médula con la obra maestra de El Exorcista? Debemos agradecerle al
genero, porque entre tanta película, tanto remake, reboot, secuela, precuela, cuadruplecuela
y quintuplecuela (?), seguimos encontrado en este canon cinematográfico grandes
joyas que nos dan un aire nuevo. Si bien el genero es popularmente conocido por
no ser de lo mas fino dramáticamente, muy de vez en cuando (últimamente mas que
nunca para nuestra suerte) suelen salir pequeñas joyas cinematográficas que nos
deleitan a mas no poder. Casos como The Babadook, It Follows y ahora El Conjuro
2, la segunda parte de la magnifica obra del 2013 de James Wan.
Por prueba y error sabemos a ciencia cierta que las
secuelas, en casi un 95% de los casos, no son buenas. Pues este no es el caso,
pero no por eso doy como aludido el éxito rotundo. Luego de ver El Conjuro 2
por primera vez en el cine, me vinieron dos cosas a la mente. En primer lugar,
el hecho de que no me pareció mejor que la excelente primera parte. Y en
segundo lugar, que lo que sentí en la sala de cine, cuando veía el film, ha
sido demasiado escalofriante. Porque por segunda vez, he sentido el terror
observando una película. Si, Terror.
Vamos por lo primero. Les he dicho que no me pareció mejor película
de lo que fue la primera. Bien, pero eso no le quita méritos a Wan. Este
aclamado director, quien ya puede ser nombrado el Maestro del genero contemporáneo,
sabe jugar demasiado bien con los planos y secuencias. La visión de este señor,
es inmejorable. Tiene en sus ojos la idea plasmada de lo que quiere y de la
forma en que quiere asustarte. No necesita demasiados recursos, ya que sabe
jugar magníficamente con la nada. Movimientos lentos, planos marcados, fríos,
silencios y oscuridad. Siempre acompaña cada fotograma con el misterio, porque
siempre hay algo que nos oculta. Sabe que sabemos que hay algo allí, atrás, o a
un costado, pero quiere mantenerlo oculto, haciendo malabares con la ansiedad.
James Wan ha demostrado ser un director apto y referente dentro del género, habiéndonos
brindado obras de culto como Insidious (mi preferida en todo su abanico) o El
Conjuro. Este hábil director es un “must” dentro del canon y no puede ser
pasado por alto, agregándole estatus a su portafolio con este film, mostrándonos
que todavía tiene varios sustos bajo la manga.
Aun así, Wan se deja llevar por la naturaleza de la realidad y suelta un poco
las tuercas del engranaje perfecto que iba llevando. Pequeños screamers, que
lamentablemente abarrotan todas y cada una de las películas que salen hoy en día,
sumado a algún que otro exceso en la caracterización del personaje, y
principalmente el Hombre Torcido (ese monstruo salido de una película de Tim
Burton) manchan un poco la calidad de la cinta.
(a partir de aquí podrán encontrar algún que otro SPOILERS!
en el texto)
Si bien el protagónico que interpreta Madison Wolfe es
sensacional y uno de los puntos más altos en la película, hay momentos por los
cuales, se abusa un poco del personaje. Y la culminación de esto es aquel
momento en el cual levita en medio de la sala y grita desaforadamente mientras
mis oídos retumbaban en el asiento del cine. Tengo que admitir que inclusive hubo
algunos momentos en los cuales Wan podía volverse un tanto predecible, solo
alguno que otro.
Son esas pequeñas cosas… gritos, la levitación… y básicamente más gritos, los
que desentonan con la finura que iba hilando Wan. El exceso puede derivar de la
cultura Screamer, absurda, aburrida, tonta y predecible que han dejado sagas
como Actividad Paranormal, y que han sido impuestas, lamentablemente, en cada película
que sale al mercado. Es una opinión personal, y capaz muy detallista ya que si
no me equivoco son tan solo pequeños momentos, segundos, en los cuales se
pueden observar pero que no puedo pasar por alto, y más aun lo que es inevitable
de olvidar va a ser The Crooked Man, ese monstruito de stop motion (ya sé que
no tiene nada de animación, permítanme ser irónico) ha terminado por bajar del
trono a la película. Repito, es una opinión sumamente personal.
No puedo dejar de pensar en que fue lo que le paso por la cabeza a Wan cuando
quiso introducir a este personaje, innecesario, absurdo y que le dio otro toque
a la película, porque en cada momento en que lo veía, parecía más una película fantasiosa
llevándome a olvidarme el terror que había sentido minutos atrás. Creo que este
fue uno de los puntos más bajos, más evitables y que me hubiesen gustado no
mencionar. La verdad, siento que Wan se deja llevar por varias cosas, podrán decir
que es por su paso a la “Big Budget”, por la naturaleza del género, por lo que
sea, pero son estos pequeños errores, y otros no tan pequeños, que quitan esa magnificencia
al filme. Pero como estamos hablando de
uno de los mejores directores que jamás haya tenido este género, sabemos que no
podemos encasillarnos solo en estas faltas, ya que el otro 85% de la película es
una maravilla.
Si hay algo por lo cual tengo que pararme y aplaudir, es por
la MAGISTRAL primera parte de la película. Debo admitir que jamás he visto en
el cine algo tan magnifico, espectacular y tan fenomenal en los últimos años.
La primera secuencia, en Amityville, es sin dudas una obra maestra, se mire por
donde se la mire. Son 10 o 15 minutos, la verdad no lo sé, en los que este
soberbio director nos deja pasmados. No tengo palabras para describir a esta
escena, más que decirles, mírenla. Mírenla sin despegar un solo ojo, sin
parpadear. Porque esta secuencia, es totalmente S-U-B-L-I-M-E.
Y lo peor de todo saben que es? Que tan solo hayamos podido
ver esos pequeños minutos, sabiendo que se ha desperdiciado una excelente
historia que bien podría haber tenido su propio largometraje (otro de los
tantos sobre el caso, lose). Solo espero algún día poder ver a Wan tomar las
riendas en algún proyecto utilizando sus dotes de forma tan perfecta como lo
hizo con esa secuencia. Simplemente gracias Wan. Gracias. Gracias…
Otro de los puntos más altos en todo el filme, tiene que ser
sin dudas la música de Joseph Bishara, quien logra transformar cada escena,
cada minuto en el peor infierno. Con un score más que perfecto, este compositor
le da a esta cinta la pincelada, el moño y el cierre que necesitaba. Pocas
veces escuche un soundtrack tan potente y tan acorde, tan escalofriante como
este. Con tan solo escuchar una parte del score se me pone la piel de gallina.
Sin dudas esto ha sido lo mejor de la película junto a la excelentemente bien
elaborada primera secuencia (perdón, no puedo dejar de babearme).
Que podemos decir que no veamos en pantalla de los Warren…
Vera Farmiga y Patrick Wilson hacen la dupla perfecta, compartiendo una química
única en pantalla, dando realismo y sentimentalismo a los personajes. Se
complementan muy bien el uno con el otro, colocándose a la misma altura sin importar
el dialogo o la escena; cada uno de los dos sabe llevar muy bien la película y
lo hacen aún mejor cuando están juntos. A diferencia del film anterior, en este
se pueden ver un poco más de sentimientos, ya que aquí se los ve más
expresivos, más afectivos el uno con el otro y dan lugar a que el público
permita conocerlos y encariñarse más con estos personajes, siendo un buen
movimiento por parte del guion a mi parecer, quien con una historia buena pero
no tanto, logra manejarse en las dos horas de película sin aburrir ni dudar
respecto a la cinta.
Buenos actores, muy buena música, buena dirección y una
buena historia, pero no más que la primera parte. Ahora bien yo dije que tuve
dos sentimientos, y ya les describí el primero. Vamos por el segundo (les prometo
que ya termino)…
Si hay algo que me ha llamado demasiado la atención ha sido
el hecho de que he sentido miedo con esta película, mucho miedo. Pero no el
miedo común y corriente, ese miedo suave y predecible. He sentido el terror
abrazarme en casi toda la película. Como se lo he dicho a varias personas, encontré
grandes similitudes con El Exorcista, detalles que creo solo yo entender o
haber visto (si alguien más lo noto, sería muy amable en comentarlo), pero
principalmente el terror que me ha provocado ver la cinta. Solo hubo una película
que me hizo sentir así, y bueno ahora son dos.
Ver este film me hizo sentir de la misma manera que me sentí cuando vi por
primera vez aquella obra sublime de William Friedkin hace unos años. Y
experimentar esa sensación rondando por
mi cabeza ha sido el aire que necesitaba para volver a apreciar de la forma en
que se debe este género. Un género que nunca ha sido tomado en serio, que nunca
supo explotar su potencial. Un género que ha dado más risas que sustos, pero
que con el tiempo y las buenas ideas y con el buen ojo de directores
desconocidos e intrépidos, vuelve a resurgir y trae consigo estos grandes momentos
y tesoros. Es difícil manejarse en un género tan atractivo como desvalorizado.
Y Wan sabe cómo saciar el hambre que tenemos los cinéfilos y aguerridos fanáticos
del cine de terror. Porque El Conjuro 2 es terror, terror puro, con alguna que otra
falta, pero terror en fin, y hay que aprovecharlo, sacarle el jugo, disfrutarlo.
Para finalizar, quería dejar en claro que si bien esta cinta
me pareció buena y de mi agrado, tiene cosas por mejorar, necesita un poco más
de camino para subir al lugar en el que esta su antecesora. Pero por otro lado,
se puede decir que el film es uno de los más terroríficos que he visto, y eso
no es para nada poca cosa. Y sino, mucha suerte al intentar dormir…
7.5/10
(Y no, no mentía cuando les dije que llevo una lista de cada
una de las películas que he visto, literalmente).
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